Publicado en Border Collie Magazine número 1, Febrero 2011
DISCDOG – DOGFRISBEE, LOS PERROS VOLADORES
¿Quién dijo que los perros no podían soñar con volar?
Saltos acrobáticos, carreras desenfrenadas, excitación a raudales son algunas de las sensaciones que se pueden llegar a vivir con este entretenido y visual deporte. Pero es más que recomendable, por no decir obligatorio, que asistamos a seminarios si queremos aprender las técnicas básicas y avanzadas de este deporte.
Introducción al deporte
El deporte conocido como «discdog» o «» nació en Estados Unidos en la década de los setenta y se extendió por todo el continente americano hasta cruzar sus fronteras en la década de los ochenta. En los noventa, empezaron a celebrarse los campeonatos mundiales, así como los nacionales y continentales.
Presenta, como deporte, importantes ventajas:
Cualquier persona, independientemente de su género o edad, puede realizarlo.
Sólo necesita un perro capaz de atrapar un frisbee en pleno vuelo.
Cualquier perro puede practicarlo. Muchos de los perros campeones son cruces, e incluso algunos de ellos fueron rescatados de perreras y protectoras.
Es, por tanto, un deporte barato en comparación con muchos otros.
Un gran número de los problemas que presentan algunos perros (hiperactividad, agresividad y comportamientos neuróticos o destructivos) pueden ser reconducidos positivamente mediante la práctica de esta disciplina.
A menudo lo único que necesitan estos perros es un «trabajo» que los mantenga ocupados.
Cómo iniciarse
Lo primero que debemos hacer es conseguir un disco apto para perros. No todos lo son, puesto que muchos son de plástico duro que puede dañar la boca del perro en caso de partirse o quebrarse. Deben ser de silicona blanda.
Otro aspecto básico es la salud de nuestro perro: para preservarla lo máximo posible, evitaremos que el perro realice saltos bruscos. Inicialmente olvidaremos por completo esta parte; nuestra intención ha de ser despertar el instinto de presa y de cobro, para que alcance el frisbee y lo devuelva. Para ello se lo tiraremos haciéndolo rodar por el suelo y premiaremos y animaremos al perro cada vez que lo traiga.
Una vez conseguido el cobro del disco, podremos empezar a lanzárselo a cierta altura para que pueda cogerlo en el aire, y poco a poco trataremos de ganar distancia.
Es básico en este punto que también nosotros, los guías, dispongamos de suficiente destreza en el lanzamiento del disco, para lo cual primero habrá que practicar en solitario o acompañado (no obligatoriamente de nuestro perro).
Conviene que leamos libros, veamos videos y, si podemos, que asistamos a un seminario donde nos indiquen las mejores formas de lanzamiento, así como la mejor manera de interactuar con nuestro perro para que éste no sufra daño alguno en los saltos.
En cualquier caso, por regla general, nuestro perro ha de caer siempre con las cuatro patas o, en su defecto, primero con las delanteras.
Un buen ejercicio para facilitar esto es emplear una mesa baja a la que pueda subir el perro y, desde allí, se lance al suelo. Poco a poco podremos ir ganando altura. De todos modos, no es necesario que el perro alcance grandes alturas para realizar las figuras de una coreografía o rutina.
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